Tenía tiempo con ganas de ir a este lugar, ya que era mencionado por varios de los que sigo en twitter. Fuí en un día en que Caracas se caía de lluvia, así que estuve en la parte de adentro.
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| Foto de Yoculinario |
Lo creí más grande, por aquello del GastroPop que allí se celebró.
El muchacho que nos atendió rápidamente nos dio las opciones, diciendo que no había las "hamburguesitas" que quería probar, y nos habló del menú ejecutivo que honestamente sacó mis ojos de órbita por el tamaño del plato y el precio. Disculpen, pero en verdad me pareció exagerado en relación precio + local + tamaño de porción.
Decidimos comer tequeños y tomar algo que creía iba a ser papelón con limón, y tristemente no fue más que agua con color. Otro disculpen, pero estuvo muy lejos de tener sabor.
Los tequeños estaban buenos, lo reconozco, y tienen la ventaja de ser variaditos. Eso me gustó.
Probé el ponquecito de amapola, muy seco para mi, y no pude evitar la tan odiosa comparación que hizo que recordara mi lugar preferido hasta ahora.
Las tartaletas muy pequeñas; minúsculas. La de torta de queso estaba rica, pero tan pequeña que casi ya no recuerdo su sabor.
La verdad pensé encontrar algo mejor, más variado, más solidario por el estilo. Tal vez deba darle una segunda oportunidad y pensar que el aguacero de ese día no ayudó al papelón con limón e hizo que me asustara de más con los precios del menú ejecutivo.
No fue un Disgusto, pero tampoco fue un Gusto. Así que dejémoslo a medias.
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